“Ante la desolación, corazón y solidaridad”. Estas eran las palabras de un vecino de Nerva ante los destrozos que encontraban a su paso tras la riada.
Un aluvión de vecinos, no solo de Nerva, sino de toda la comarca minera, acudieron a la llamada de socorro. No sólo afectaban a amigos y familiares, la voluntad era la de ayudar a quien lo necesitase, por muy desconocido que fuera. El ser humano ha demostrado una vez más que cuando los de al lado necesitan ayuda, están.
Más allá de la visita de políticos e instituciones, están la gente de a pie, e incluso pudimos ver como algunos de esos representantes políticos, ataviados con “catiuscas”, cogían una escoba o lo que hiciera falta para ayudar.
Ninguno es Rafa Nadal, casi todos son anónimos, para todos ellos, para todas las personas que acudieron en ayuda del prójimo, gracias, mil gracias por mostrar la cara más humana, en unos tiempos en los que la humanidad brilla por su ausencia.