El sector cultural vive sus peores momentos. La crisis sanitaria se ha convertido para muchas familias en una crisis económica a la que no se le ve salida.
La llegada de épocas como la navideña, siempre ha estado cargada de espectáculos culturales, tales como las zambombas en las que los pueblos se congregan alrededor de una candela para cantar villancicos al ritmo de la música. Este año, la magia y los sones de guitarra, pandereta y zambombas se silencian debido a la pandemia provocada por el covid-19, por lo que los artistas que esperan momentos como la navidad para realizar sus espectáculos se ven asediados por la falta de contratos.
Este es el caso de la zambomba A Belén Pastores, un grupo que nacía en la Sierra y que, con el paso de los años, ha ido ganando terreno a lo largo de la geografía onubense.
Según cuenta Pedro Vázquez, director de la zambomba, “el parón ha sido brutal”, siendo el sector de la cultura, en general, el más olvidado dentro de la crisis sanitaria, a pesar de que “la cultura fue lo que hizo que no perdiéramos la cabeza durante el confinamiento”.
“La temporada de zambombas era una parte fundamental dentro de nuestro calendario económico”, asegura Vázquez, “aunque estamos muy acostumbrados a ser camaleónicos y a adaptarnos a las circunstancias”, añade.
Una situación crítica en la que, tal y como cuenta Pedro Vázquez, hay muchas familias detrás que han hecho una gran inversión en equipos y que “no están contando con las ayudas suficientes por parte de las instituciones”. Además, afirma, “este panorama no es nuevo, por lo que esperamos que en algún momento haya políticas reales dirigidas al sector de la cultura”.
Mientras esas “políticas reales” que pide el sector cultural llegan, los artistas seguirán subsistiendo con los pocos eventos que pueden cerrar e innovando dentro de su ámbito para que la cultura pueda seguir siendo un balón de oxígeno para la sociedad.