La Romería de la Virgen de la Peña, en Puebla de Guzmán, reúne cada año a miles de devotos en torno al Cerro del Águila, lugar donde se encuentra su ermita. Desde que la apertura de las fiestas en el pregón a cargo de José Tomás Paulino, repleto de sentimientos y lágrimas de emoción, los días de júbilo se siguieron sucediendo en torno a la festividad de su patrona.
El sábado, la gran caballería, característica de esta romería, formaba filas desde el pueblo hasta el entorno de la ermita, donde tras ello pudieron disfrutar de una tarde de convivencia. Y es que si por algo se caracteriza Puebla de Guzmán es por su amor y pasión al mundo del caballo, quien no podía faltar en esta fiesta.
Durante la jornada del domingo, hermandades y devotos llegados desde todos los puntos de la geografía nacional pudieron volver a emocionarse viendo a la Reina del Andévalo en procesión. “Los puebleños y devotos de la Virgen no podemos expresar con palabras lo que sentimos. Son momentos de muy felicidad, donde nos llena ver a la gente emocionada a la salida de la Peña desde su ermita”, aseguraba Ilde Gómez, presidenta de la Hermandad de Nuestra Señora de la Peña. “Llevamos mucho tiempo preparando esta ansiada romería. Han sido días muy largos, pero ya estamos contentos por disfrutarla”, prosiguió Gómez.
De esta forma, a través de una procesión a la que abría paso la danza de las espadas, puebleños y visitantes vivieron una nueva primavera, donde las emociones salían a borbotones, donde el júbilo fue la nota principal. “Añorábamos mucho esta estampa tan bella que encontramos aquí. Volver a vivirla, sin duda, es un momento muy especial para los presentes”, manifestaba Antonio Beltrán, alcalde de Puebla de Guzmán.
Una emoción también reflejada en la mayordoma, a quien la espera para disfrutar de la Virgen también se hizo larga durante el tiempo de pandemia que hemos vivido. Mariló Ponce destacaba la magnitud de esta romería, bien de interés cultural. “La Virgen de la Peña tiene muchos devotos desde antaño, es la Virgen, por tradición, que le da de comer a los pobres. Es por ello por lo que desde siempre han peregrinado a pie muchos vecinos de localidades como Lepe, Cartaya o San Bartolomé de la Torre y hoy día lo siguen haciendo”, explicaba la mayordoma.
Vecinos y visitantes, pudieron además disfrutar de la llamada comida de pobres, en la que se sirvió caldereta a los asistentes como manda la tradición.
Flauta y tamboril, danzadores, gabachas y un entorno único hacen de la Romería de la Virgen de la Peña una fiesta única. Ahora, con una nueva mayordomía, toca esperar otro año para celebrar en honor a la Reina del Andévalo.