El patrón de Aroche, San Mamés, volvía a iluminar el mes de mayo en Aroche entre flores, flamencas y jinetes. Vivas, cohetes, flauta y tamboril y sevillanas que movían los volantes de las arochenas. Nada ha faltado en una romería ansiada, en la vuelta de la alegría.
Esta romería, que se celebra cada año el último fin de semana de mayo, comenzaba semanas antes con los preparativos y las previas tras un emotivo pregón a cargo de Mª Loli Domínguez, donde todo indicaba que el momento se acercaba. Y así fue también durante la conocida ‘romería chica’, en la que el pueblo participó en el traslado del santo desde su ermita, situada en los Llanos de la Belleza, hasta el municipio, de donde saldría camino a su romería apenas una semana después.
Y llegó por fin la semana esperada, con “unos sentimientos que no pueden explicarse con palabras”, como aseguraba el presidente de la hermandad, Juan Francisco Domínguez. Unas palabras que también fueron avaladas por la hermana mayor, Macarena Garrás.
La tarde del viernes, entre preparativos y nervios, la iglesia parroquia acogía la misa de romeros, en la que, además, se impuso las medallas a los hermanos más pequeños, nacidos en estos últimos años. Tras ello, el santo fue llevado por las calles del pueblo entre vivas y aplausos.
Durante la jornada del sábado, todo parecía volver a su ser. Los cohetes sonaron a primera hora mientras el tamborilero, acompañado por la hermandad, recorría el pueblo anunciando lo especial de este día, mientras comenzaban ya a bailarse las primeras sevillanas improvisadas. A media mañana, la carreta de San Mamés salía con el niño mártir precedida de una larga caballería y acompañada de los romeros que veían su sueño cumplido en este 2022. Copas, bailes y cantes en un camino que se hacía realidad. Convivencia, emociones y sentimiento de pueblo en la parada conocida como La Alameda, donde la hermana mayor invitaba a los peregrinos a una copa para continuar el camino.
Y llegó, todo llegó. Llegó San Mamés a la ermita, entre el júbilo de su pueblo. Llegó la Nana al santo, con voces arochenas y explosión de emociones. Lágrimas y más vivas.
De esta forma, el pueblo de Aroche disfrutó de unos días de convivencia esperados, acogiendo también a vecinos de otros municipios en una romería especial.
Lo decía la Nana a San Mamés, “hoy venimos arochenos cumpliendo un sueño”. Y llegó, claro que llegó.