Hace unos días la Asamblea Local de Izquierda Unida de Minas de Riotinto salía de su habitual inacción para presentar en el Ayuntamiento firmas contra el proyecto para la construcción de una planta de tecnosuelos en el municipio.
Una vez más, despiertan del letargo para continuar oponiéndose a cualquier actividad industrial que intente traer empleo y desarrollo a la provincia de Huelva, dejando demostrada su desconexión con la realidad y su obcecación con una ideología convertida en dogma que nada tiene que ver con las necesidades socioeconómicas de la comarca minera.
En este caso, además, la crítica parte del absoluto desconocimiento sobre el proyecto, puesto que supone el rechazo frontal a una planta que contribuye a la preservación del medio ambiente, la valorización de los recursos y el desarrollo sostenible. Conceptos, todos ellos, enarbolados por IU, pero que no dudan en desechar si están vinculados al desarrollo industrial y económico. Sin duda, una señal más de que este partido político ha perdido el norte y vaga sin rumbo, sin credibilidad y con un discurso que ya no convence a casi nadie.
Cuando Izquierda Unida se opone a esta planta, se opone también una gestión de los residuos más sostenible, controlada y regulada. El proyecto en cuestión está enfocado a facilitar el cumplimiento de la legislación en materia de tratamiento de lodos que se está impulsando actualmente. No en vano, la Junta de Andalucía va a exigir en el plazo de un año la correcta gestión de los residuos para ser utilizados como suelos y abonos para la agricultura. El rechazo a la planta que manifiesta la agrupación de Izquierda Unida supone, por tanto, ir contra la normativa jurídica que se está impulsando en la actualidad y rechazar la valorización de los residuos frente al almacenamiento en vertederos.
También, se pone en contra de los importantes beneficios que este tipo de infraestructuras tienen para la salud de las personas. La planta proyectada en Minas de Riotinto, garantiza el tratamiento de los lodos de depuradora a través de un proceso orgánico, como es el compostaje, que asegura las condiciones de higiene y salubridad necesarias antes de su aplicación agrícola y, por tanto, garantiza la seguridad de la cadena trófica.
Por otra parte, el planteamiento de IU, se opone a la regeneración sostenible de los espacios degradados por la minería histórica en la provincia. Una regeneración por la que tanto las administraciones provinciales como las regionales han manifestado ya su interés, especialmente, por sus beneficios en la mejora de la calidad de las aguas del Río Odiel, esencial para el desarrollo del regadío en la provincia. Así lo ha reconocido también la Asociación de Comunidades de Regantes de Huelva, quienes han suscrito un convenio de colaboración con la empresa promotora del proyecto que pone en valor el interés mutuo por la recuperación de estas zonas.
Igualmente, el rechazo al proyecto supone menospreciar su contribución al empleo y a la diversificación económica de una comarca muy dependiente de la minería, a través de una actividad basada en la sostenibilidad, en la economía circular y pionera en Andalucía.
Todos estos aspectos son pasados por alto, poniendo por encima del interés general la necesidad de atraer un poco de atención mediática y haciendo gala del absoluto desconocimiento sobre el proyecto. Una muestra más de la forma de actuar de un partido político agonizante, que ya solo resucita para oponerse al desarrollo de la provincia de Huelva.