Las navidades pueden traernos una situación extremadamente complicada. Si en estos días estamos pagando, y con creces, los abusos del puente del uno de noviembre, ¿ qué no acarreará unas navidades con libre circulación y nuestra poca cordura y sentido común?
Nuestra provincia lleva los 10 días más aciagos de pandemia. La tasa provincial de incidencia acumulada ha pasado a ser de las más bajas del país en junio, a una de las más altas en estas últimas semanas colocándonos por encima de los 500 infectados por cada 100.000.
Las restricciones aún no están dando resultado y, ni siquiera sabemos si lo darán. Descontada ya la ilusión del puente de la constitución – Inmaculada, toda nuestra esperanza está puesta en las navidades. La nuestra y la de muchos empresarios que ven como el año se acaba y no remontan, perdiendo, sobre todo la hostelería, y las empresas accesorias a esta, las mejores oportunidades de negocio del año.
Todos somos conscientes del calvario al que están siendo sometidos, empresarios y trabajadores, y seguramente conocerán por cercanía, las penurias que muchos de ellos están pasando. Pero son los gobiernos quien deben ayudarles, con ayudas reales, a tiempo y de una cuantía seria y justa.
No podemos “desmonterarnos” en el medio de la plaza y hacer como que no pasa nada.
Desgraciadamente no tenemos la suficiente responsabilidad para que nos dejen al libre albedrío, esto está más que claro, al menos una gran mayoría. Y sinceramente no son los bares los responsables de todo esto, los únicos responsables son las personas que no tienen ni sentido común, ni respetan a nadie, ni a sus propios familiares en peligro.
Unas navidades sin control será fatal para una cuesta de enero, donde perderemos más que algunos euros, perderemos a personas. Perderemos a empresarios, negocios, trabajo… perderemos todos.