Hay un dicho en la comarca de la sierra onubense y el sur de la vecina provincia de Badajoz que explica la notoriedad de esta fiesta en la localidad cumbreña: “Eres más grande que el Corpus de Cumbres”. Y así es, mientras en otros lugares la celebración de esta fiesta se hace en el día señalado y con un carácter meramente religioso, en Cumbres Mayores la celebración religiosa se mezcla con la festividad pagana, de modo que los cumbreños celebran el Corpus a lo largo de seis días.
Este año el cartel es obra de Mariló Carranza, pintora local que simboliza el sentir Cumbreño y el reencuentro con las tradiciones de la localidad después de varios años sin celebrarse los días grandes de Cumbres Mayores.
La fiesta comienza con las denominadas vísperas, que tienen lugar el miércoles pre-
vio al Corpus y que consisten en la llegada de las distintas imágenes religiosas de la
localidad a la parroquia. La Virgen de la Esperanza, la patrona de Cumbres Mayo-
res sale de su ermita y se dirige a la parroquia, recogiendo a su paso a las imágenes
de la Virgen del Amparo y Nuestra Señora de Gracia de la ermita del Amparo, acom-
pañados de miembros de las hermandades y autoridades civiles y eclesiásticas.
El jueves, el día del Corpus, la diana a ritmo de gaita y tamboril, pone sobre aviso a los
cumbreños. Las autoridades y los danzantes, recogen al mayordomo de la Herman-
dad de la Esperanza y al de la Hermandad del Santísimo y se trasladan a la parroquia
para la solemne misa.
Concluido el acto en la parroquia de San Miguel Arcángel, comienza la procesión en
la que la custodia recorre, bajo palio, las calles de Cumbres Mayores, haciendo pa-
rada obligada en los diferentes altares que los devotos cumbreños han ido colocando
en las puertas de sus casas o lugares escogidos del callejero de este pueblo serrano.
Bajo el palio, el Ostentorio con la figura de San Miguel Arcángel es portado por el pá-
rroco. Esta pieza, en la iglesia, está acompañada por el Manifestador del Santísimo
Sacramento, con una imagen labrada en el centro de la Virgen de la Soledad. Ambas
piezas de estilo barroco mejicano, llegaron a la localidad de Cumbres Mayores en 1715
de la mano del capitán Juan Gómez Márquez, cumbreño de nacimiento y afincado
en Antequera de Oaxaca, en el entonces Virreinato de Nueva España, hoy Méjico.
Estas piezas, llegadas entre otras, de tierras americanas, son objeto principal en
la procesión del día del Corpus Christi en Cumbres Mayores.
Tras la procesión y la recogida de las imágenes y la custodia, los danzantes bailan
en la iglesia parroquial, frente al altar mayor, a ritmo del tamboril y la gaita (flauta
rociera), complementando con su colorido y movimiento, la solemnidad de los actos
religiosos.
A partir de aquí, la fiesta toma un carácter más lúdico y festivo que religioso. La mis-
ma noche del jueves, los cumbreños disfrutan de música y baile en la caseta hasta
bien entrada la noche.
Las tardes del viernes, sábado y lunes sonde diversión. Cada uno de los días se suel-
tan cinco vaquillas que serán conducidas por los mozos hasta la plaza de toros.
Desde la calle La Portá hasta la plaza de toros, las vaquillas son correteadas, y es aquí
donde son lidiadas por los mozos de forma popular. Acompañando a las sueltas de las
vaquillas, uno de los momentos más esperados por los cumbreños es el llamado pa-
seíllo, donde la multitud recorre de forma festiva el mismo recorrido que han hecho
previamente las vaquillas, todo acompaña do de música y fervor popular.
La tarde del domingo se retoman los actos religiosos con la celebración del Corpus
Chico. De nuevo las imágenes salen en procesión en un recorrido más escueto que el
que se realizó el jueves, esta concluye en la iglesia parroquial, ahí se cambia la ma-
yordomía y las imágenes regresan a sus respectivas ermitas y la custodia queda re-
cogida en la iglesia de San Miguel Arcángel hasta el año próximo cuando el ritual se
repetirá de nuevo.
El lunes es el último día de celebración, este día más destinado a los cumbreños,
se vuelven a soltar vaquillas y se lleva de nuevo a cabo el tradicional paseíllo. Por la
tarde-noche, la fiesta se prolonga en la caseta hasta la conclusión de la misma.
Sin duda, Cumbres Mayores ofrece una visión particular de esta festividad que se
convierte en la fiesta de mayor arraigo en el pueblo. Congrega durante estos días, es-
pecialmente el fin de semana, a un nutrido grupo no sólo de cumbreños, sino también
de visitantes que disfrutan de todos los actos que se programan.
La visita a Cumbres Mayores en los días del Corpus revela al visitante una serie de tra-
diciones, no sólo de gran arraigo popular, sino de un gran interés etnográfico y cultu-
ral, motivo por el que estas fiestas son conocidas en la comarca y alrededores. Todo
un despliegue para dar a conocer parte de su cultura.