El personal sanitario es uno de los más afectados por la pandemia del coronavirus. Su trabajo en la primera líne de batalla lo ha sobreexpuesto al covid-19 y ha provocado numerosos contagios, dando pie además a una dura crítica entre los partidos de la oposición y el Gobierno central. Crítica que se ha hecho extensiva también a las comunidades autónomas, como la andaluza, en la que el porcentaje de sanitarios supera al registrado a nivel nacional.
Las cifras. La polémica ha alcanzado tales cotas que no es fácil acceder a este tipo de datos. En la jornada de ayer, 21 de mayo, España registraba un total de 233.307 ciudadanos contagiados por coronavirus. De ellos, algo más de 51.000 son profesionales de la sanidad. Lo que supone en torno a un 21%. Sin embargo, este porcentaje asciende al 30% en la comunidad andaluza, en la que según denunciaba esta semana el portavoz adjunto del PSOE-A en el Parlamento, Rodrigo Sánchez, quien recordaba, además, que la propia Consejería de Salud informó a la Mesa Sectorial de que «desde que estalló la pandemia, 8.048 sanitarios andaluces se han dado de baja en algún momento por Covid-19». En Huelva, el porcentaje es similar al andaluz. La provincia cuenta con 523 casos positivos, de los que 402 son por PCR y el resto por test rápidos. Desde la administración regional apuntan a unos 180 profesionales contagiados (entre personal sociosanitario y del SAS). Pero la cifra aumenta mucho más según advierten los sindicatos que sitúan por encima de 400 el total de sanitarios contagiados por covid-19.
Las causas. La sobreexposición al virus que implica la labor de estos profesionales es un condicionante de riesgo a la hora de explicar estos porcentajes. Pero no puede obviarse las condiciones en las que hubo que enfrentarse al coronavirus durante las primeras semanas. La falta de equipos de protección fue sin duda una de las grandes reivindicaciones de los profesionales de la salud. Las administraciones reaccionaron y adquirieron el material, pero este llegó tarde y defectuoso en algunos lotes, lo que provocó devoluciones y más retraso aún, aumentando los riesgos del personal. Estos problemas no han sido ajenos a la comunidad andaluza, en la que también se ha recepcionado material defectuoso y éste no ha llegado en el momento que debía. De hecho, Rodrigo Sánchez ha recordado que la Fiscalía y la Inspección de Trabajo «están investigando la retirada de siete lotes de mascarillas defectuosas adquiridas por el Gobierno de Moreno Bonilla y distribuidas entre las plantillas del SAS, apuntando que estos procedimientos «pueden derivar en responsabilidades penales».
La batalla política. Y es que la situación de la comunidad andaluza deja sin argumentos al PP a nivel nacional, que en las últimas semanas había hecho de la situación de los sanitarios una de sus armas de batalla contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Sin embargo, el presidente de la Junta, el popular Juanma Moreno, se ha convertido en el principal opositor de Pablo Casado al presentar unas cifras peores a nivel andaluz, provocando que la crítica se le vuelva en su contra con argumentos más sólidos de los lanzados en primera instancia por los populares. Así, Sánchez Haro ha incidido en la «cifra desorbitada»de sanitarios afectados por la pandemia en la comunidad, «10 puntos por encima de la media de España» y lo ha calificado de «muestra evidente de que en Andalucía ha habido una desprotección clara» del personal sociosanitario por parte de la Junta».
Indefensión de la población. A todo esto hay que sumar que los resultados del estudio de seroprevalencia han mostrado que la mayoría de la población carece de anticuerpos frente al covid-19, una situación que es especialmente preocupante en el caso de Huelva, donde tan sólo el 1,5% de los onubenses cuenta con defensas para protegerse del virus ante un posible rebrote.
Atención primaria. Además, la desescalada ha permitido la apertura de los centro de salud a los que se pretende convertir en la primera línea de contención y detección del covid-19, todo ellos sin dejar de atender las consultas propias de la atención primaria. De esta manera, a la sobreexposición de los profesionales sanitarios ante el virus se suma una más que posible sobrecarga de trabajo que, según denuncian ya algunas sindicatos, va a realizarse sin el material ni el personal suficiente.